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Urbanismo apuesta por llevar el pabellón de Hungría al Alamillo

Diario de Sevilla | Jueves, 18 de Octubre de 2007, 17:41:01

Urbanismo ya tiene proyectada la ubicación definitiva del Pabellón de Hungría: el parque del Alamillo. Es la opción con la que trabajan los técnicos de la Gerencia en la actualidad después de haber descartado otros emplazamientos mucho más alejados. El principio que inspira este criterio de trabajo es lograr que el legado de la Exposición Universal no salga de la isla de la Cartuja. En este caso quedaría enclavado en la zona norte de la ínsula, en el interior de un parque que tiene una superficie de 47 hectáreas. Con esta premisa se continúa negociando con la empresa propietaria del pabellón, la entidad inmobiliaria Expo-An, propiedad del sevillano Luis Portillo, la salvación de un edificio por la que han clamado diversos colectivos y expertos en Arquitectura desde que tuvieron conocimiento de que iba a ser destruido.

El acuerdo alcanzado por el Ayuntamiento con la citada empresa no sólo permitirá salvar el inmueble de la piqueta, sino su puesta en valor. Desde un principio se tuvo claro que el emplazamiento alternativo debía ser una zona verde de la ciudad, pero en ningún caso se apostaría por uno de los parques clásicos como, por ejemplo, el de de María Luisa. La operación de desmontaje del pabellón para su traslado definitivo será similar a la llevada a cabo en su día con el Pabellón de Asturias, que fue desmontado dos años después de la clausura de la Muestra Universal y trasladado a Gijón, donde actualmente está instalado en un parque y forma parte del Museo Etnográfico del Pueblo de Asturias. Este pabellón fue objeto de una reforma interior para acoger la sala de recepción de los visitantes y otras dependencias de dicho museo. Resta por conocerse la contrapartida que recibirá la empresa de Portillo por su decisión de no destruir el edificio. Otro detalle fundamental de la operación es que con ella se asegura que siga usándose para el fomento de políticas de conservación del medio ambiente. De hecho, desde 2002 hasta hace pocos meses ha sido la sede del pabellón de la Energía Viva, que incluía contenidos relacionados con la sostenibilidad. El pabellón fue adquirido en el año 2001 por la empresa Expo-An y fue objeto de remodelación tan solo un año después. Este pabellón está considerado como una de las mejores y más originales obras del arquitecto húngaro Imre Makovez, que ideó un edificio en el que, entre otros aspectos, destaca la originalidad del sistema constructivo, tradicional en Centroeuropa, pero inédito en España y que le convierte en una "magnífica muestra de la arquitectura totalmente artesanal", según explicó en su día a este periódico el arquitecto Enrique Morales, que participó en los trabajos de restauración del inmueble que se ejecutaron antes de su reapertura en el año 2002. Estos trabajos de restauración han permitido, precisamente, que el estado del edificio sea calificado en la actualidad de "excelente", por lo que podría albergar ahora prácticamente cualquier uso, aunque se haya decidido que mantenga actividades relacionadas con la conservación del medio ambiente. El pabellón está considerado una joya de la arquitectura en madera que supone todo un hito en la ciudad de Sevilla, por lo que su pérdida hubiera sido irreparable, a juicio de los profesionales y colectivos que se han movilizado para concienciar a las autoridades de las necesidades de mantener vivo el edificio. En la Cartuja aún quedan varios pabellones de 1992.

CARLOS NAVARRO ANTOLÍN

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